10 de junio de 2008



Parada en el andén, esperando que metro pase y la lleve al mismo lugar de cada día, pensó, como sería tirarse a la línea y luego la asalto un miedo glacial, porque al pensarlo experimentó el mismo cosquilleo gástrico que había sentido alguna vez, al estar enamorada. Desde ese día en adelante prefiere tomar la micro, para evitar la tentación y de paso distraerse con la fascinante gama de grises que le ofrece la ventana. Fue la decisión más cuerda, se repite a si misma, con cierta frecuencia, para no desafiar el olvido.

4 de junio de 2008

Cielito LinDo



(con mis ojos)

La Ermitaña













De nuevo, como una maldición, había caído en el mutismo idiota, tanto que ya no era alguien era algo. Ahí estaba, puesta en el sillón, registrando a veces y otras tantas con los ojos hacia atrás, viajando a través de las tinieblas de la conciencia extrema de mi propia irrelevancia en ese escenario.
De vez en cuando uno u otro de los actores de esa obra, que presenciaba sin ser advertida, sentía que el inconciente quizás le susurraba mi nombre como una brisa y rápidamente miraba hacia mi espacio inmaterial y tendía un puente momentáneo, que yo no cruzaba jamás, pues no estaba en mi propia naturaleza el nexo, la sociedad o la compañía.