28 de diciembre de 2007



Con mis manos y mis dedos y mis uñas
Voy a escarbar tu eje dorsal
Hasta que sientas mis grietas dactilares
Presionando y leyendo el mensaje oculto de tus vértebras.
Voy a degustar tu cuello y tus orejas
Sin tocar con mi lengua tú comienzo,
Lo haré solo con la inspiración más repleta
De todo el aire, que se roba tu química ligera.
Sobre la llanura estéril de tu pecho
Lloverá la tibieza efímera
De mi saliva materna como milagro licuado

8 de diciembre de 2007

Hombre de la Paz (Mario Benedetti)



Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y ademas los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo

27 de noviembre de 2007

Espejos



Los espejos, eran mares cerrados e inversos


Eran oscuridad ante todo,


Y misterio que se ocultaba tras las imágenes narcóticas.


Eran superficies exquisitamente ambiguas,


Que usaban la luz para urdir sus mundos irreales,


Que embriagaban y silenciaban la conciencia


Con su brillante despliegue de colores robados.



Me gustaría sumergirme en el estático fluir de uno,


Tomada de la mano de mi alter ego aparente


Llegar más allá de la reflexión luminosa,


A la enigmática dimensión sin dimensiones,


Para conocer que verdad nos esconden los espejos.

26 de noviembre de 2007

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Andabas por el mundo curvando el espacio

Jugando con lo relativo

Masticando el tiempo

Saboreando el aire, como las serpientes

Tragándote los colores de la aurora

Desvalijándome el pecho

Escupiendo al sol hasta la noche.

11 de noviembre de 2007

Luces



Nimia Superlativa perseguía las luces triangulares que estaban botadas en el piso de la estación Cal y Canto. Ella corría ligera detrás de las luces, con la ilusión de poder capturar una, sujetándola firmemente con su pie nimio como ella. Pero las luces traviesas se escurrían por el piso, siempre escapando de la inconciente N. Superlativa.
Un día Nimia Superlativa entendió que las luces se movían de acuerdo a inamovibles principios físicos de refracción de ondas electromagnéticas; ese día Nimia dejo de ser Superlativa.

Ahora Nimia ocasionalmente ocupa un asiento de la estación Cal y Canto del metro y mira las luces lejanas (más que nunca) y estancadas (como ella misma), sintiendo tremenda nostalgia de su antigua identidad de superlativa cazadora de luces móviles, y de la risa que antes le estallaba en la boca como fuegos artificiales.
Nimia etérea, ahora menos etérea por el peso de la gravedad sobre su eje, inhala amplio y forzado, como si quisiera rellenar con aire sus múltiples grietas internas, mientras espera que el metro llegue y la rescate de tanta desolación.

1 de noviembre de 2007

Santiago, septiembre de 2006


Santiago plantado en este macro filamento terrestre.


Santiago seco y bajo.


Santiago más gris que las palomas amorfas de la plaza de armas.


Santiago y sus diez mil perros anónimos e invisibles,


Como una legión de bestias heroicas,


Que deambulan por las calles


Sembradas al azar, como si la polvorienta ciudad


Hubiese descubierto el plan secreto del universo.


Santiago estruendoso como un grito de Dios,


Brumoso y espeso como la confusión,


Cancerigeno y cautivante como el humo del tabaco ardiendo,


Caótico como la calle Meiggs en vísperas de navidad.


Santiago en perpetuo e inevitable baile sísmico


De terremoto furioso que remece hasta el alma


O de temblor aletargado, como ronroneo de felino viejo.


Santiago no es más que la nítida fotografía


De la explosión del espacio;


Es solo cuestión de mirar como chorrean las casas


Más allá de los antiguos limites;


Como el concreto iba consumiendo la tierra fértil,


Que aun así, abrazaba a la urbe como el más dulce paréntesis.

26 de octubre de 2007

¿Mi norte?

He perdido mi sur

He perdido los Andes

He perdido mi Pacífico

He perdido la nebulosa de humo de mi cuenca

He perdido la torre Entel y las del Paine

He perdido la Alameda sin álamos

He perdido el cerro Huelen o Santa Lucia

He perdido el barrio Franklin y la Quinta Normal

He perdido toda la mierda del Mapocho

He perdido el don de la chuchada

He perdido el culto de yeso y las vírgenes y las cruces y los rosarios

He perdido el pan con mantequilla nuestro de cada día

He perdido el charquicán con huevo y el asco

He perdido el sabor de las sopaipillas pasadas y el sabor del invierno

He perdido el calientito motemei y la harina tostada

He perdido las piscolas, los terremotos y los jotes, en cada uno de sus significados

He perdido el cochayuyo y el luche y la rayuela larga y corta

He perdido la guitarra del cantor

He perdido mi Violeta

He perdido las plumas y luego la voz

He perdido los caminos de tierra que conducen a caseríos sin nombre

He perdido la araucaria y la semilla

He perdido mi lonco y mi mapu

He perdido el verde tricahue, el verde chirigüe y el verde choroy

He perdido la desconsolada lluvia de Temuco

He perdido la negra dulzura del maqui

He perdido la solemne soledad del cóndor

He perdido toda la sangre de los copihues

He perdido la isla grande de chiloé y sus súbditas heladas y sus iglesias

He perdido las ansias de recorrer el archipiélago de Juan Fernández

He perdido el fuego de la Tierra del Fuego

He perdido la fonética mística del kaweskar

He perdido los glaciares patagónicos y mi propia eternidad

He perdido el diablo y el poncho

He perdido la quebrada del ají y las calles quebradas

He perdido la camanchaca

He perdido la chupilca

He perdido los ojos del salado

He perdido la inusitada fertilidad de Pica y Azapa

He perdido un rebaño de llamas blancas como la ternura

He perdido las piedras parlantes del Valle de la Luna

He perdido el vértigo del Chungará

He perdido el electrizante rosado de las parinas

He perdido el hervor del Tatio

He perdido el polvo de San Pedro

He perdido las estrellas de Atacama y es lo que más me duele

He perdido las historias de mi abuelo, que es ahora parte de la tierra que amó

He sepultado el arraigo junto con él y me he quedado desgarrada.

21 de octubre de 2007

Poros y Pecas

Llevaba por único maquillaje los poros

Esa lutea melatonina dermica,

Un perfume glandular tenue,

Que persistía a pesar de los intentos diarios de aniquilación

Tenía las iris tan coloreadas de vida,

Que a veces olvidaba su nombre Marchita.

Había en la frontera, donde se agotaban las células

Y mágicamente comenzaba el aire,

Una legión microbiana que la vestía de fortaleza.

Tan diminuta, que parecía que su limite inferior

Yacía invisible y subterráneo,

De otra forma no se explicaba tanta modestia,

De otra forma caería en la completa incoherencia