19 de septiembre de 2008

17 de septiembre de 2008

Dear Mr.



Le hablo a usted Señor Vaivén, al imaginario y al inconstante, que finalmente son el mismo ilustre caballero, es usted, él que presume ser el viento y a veces lo consigue, él que me asalta y envuelve con su soplo embriagante. ¿Acaso no imagina lo desolador que me resulta volver a mi cordura habitual, después que usted se desvanece sin despedidas y sin promesas?
Le hablo a usted, más bien le advierto, tenga cuidado y no se confíe de mi urbanidad, que en un momento de no retorno de un mordisco le apago los brios, lo decapito con los dientes y me convierto en su puta asesina, al menos eso es mejor que nada.


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