30 de mayo de 2013

Tríptico de disculpas


Primero que nada, quiero pedir disculpas
a la real academia de la lengua española
por haber usufructuado, pobre,
pero sistemáticamente del
diccionario mamotrético
y matusalémico de su propiedad,
a mi defensa solo puedo decir
que hay palabras que jamás toqué,
ni con el pétalo de una lengua,
castellana insurrecta es la mía,
y jamás ha masticado diásporas o cítaras,
palabras que deberían venir con instrucciones de uso
dicho sea de paso, al mal paso
darle muletas o muletillas
y seguir a tropezones,
tartamuda, dislexica, casi analfabeta,
francamente avergonzada
pidiendo disculpas a aquellas palabras
de las cueles abuse de la forma más ruin,
a las que les corrí mano
hasta las nauseas,
como a la pobre palabra nausea,
a la que le pido perdón de manera especial
y a la vez nauseabunda.
Segundo que nada y después de todo
lo dicho al norte de este comunicado textil,
le pido disculpas, con los ojos llenos de mugrecitas e hipopótamos
a todos los empleados públicos de la lengua, desglosando:
Poetas, juglares, payadores, cantautores baratos y de lujo,
por el plagio a mano armada
de lápiz, perpetrado en pleno uso de mis facultades mentales
o en la inconsciencia más etílica,
de sus bellas metáforas, que para mi fueron
“como los rayos del sol que alumbraron mis días”
o “como la brisa fresca de la mañana que repletó mi corazón”
o “como el trino de un ave fugitiva que se posó en mi alma”.
& the last but not the least,
pido perdón a la editorial Myself
que siempre me tuvo paciencia, toleró mis excesos,
pagó mis fianzas y creyó en mi inocencia,
y en cambio yo siempre la mire a huevo.
Perdón a myself.

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