11 de mayo de 2013


Bello mamífero cálido a los sentidos,
de ojos diagonales que bajan
hasta la puerta del suspiro,
hasta ese hilo de tu voz
que habla un idioma de bálsamo
para lubricar viejas criptas
que se abren a dos labios
y hasta el vello se levanta del polvo
para hacer florecer el desierto
con igual número de púas que de flores.
Criatura  domestica,
casi felino  cuando te paseas
del baño a la cocina,
de la euforia a la abulia,
cuando paseas tu destreza
entre las piernas de todas,
a todas te regalas en parte
en partes equidistantes al magma
y no eres de nadie, animal un poco mío
cuando contemplo tu espalda
que es el refugio vertical
en la escalada por tu anatomía telúrica
o tu pecho que es la gruta imposible
o tus oblicuos que parecen dos fósiles inútiles
hasta que uno se agarra firme para no caer al vértigo
y aun asi seguir cayendo en lo irreversible
y de pronto se entiende el plan
todo encaja perfecto
tu sexo apretado, la cumbre final,
se derrumba dentro mío
y tu descargas tus estrellas,
que son la parte de ti que me toca.

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