22 de febrero de 2013

Copa nocturna

     
    De noche temblaba como una copa medio segundo antes de quebrarse. Una copa vidente, vibrante y vacía, que se anticipa a la trayectoria de una grieta que se avecina. Y como una copa de noche no dormía, mantenía su único ojo de ciclope utilitario siempre abierto, esperando la contención; el agua bendita o la sangre de Cristo, lo que lloviera primero. De noche, sobre todo de noche, es que estaba como copa en el alambre, expectante.

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