19 de diciembre de 2012

Paranoia estival


Los rusos me espían y ahora
¿Quién podrá esconderme?
La C I A está ocupada
conspirando consigo misma
y la O N U está organizando
la unión de las naciones
en una única nación
gobernada por la C I A.
Mientras tanto yo salgo a la calle
disfrazada de poste de luz cansado 
de perro vago con miedo
de basurero frustrado y me pregunto,
¿Qué quieren de mi sino convertirme
en un souvenir medio vivo
de su palacio de invierno?
el ornamento exótico
que les falta para completar
su colección del subdesarrollo.
El hecho innegable es que
los rusos observan desde la esquina
de una esquina del abismo
como una araña que mira
con cuatro pares de ojos satelitales
una araña soviética a la espera
de un desliz de su mosca
un error de vuelo
para asestar el abrazo ultimo,
el más solemne de todos.

¿Qué otro remedio que tirarme
un clavado al ojo del desamparo?

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