6 de febrero de 2008

Los N/N



Impulsados por la complicidad de la madrugada los anónimos se acercaron. Él era excesivamente respetuoso y contemplativo; ella era descaradamente ingenua, tenía una inocencia que no le cabía entre las piernas, ni se podía explicar por su relativa juventud, provenía más bien de su ilimitada ignorancia deslumbrada.
Él tejía palabra por palabra una atmósfera placida y tibia, le hablaba de libros que ella ni siquiera imaginaba, de autores, cada nombre le sonaba a nadie. Diríamos monologo, pero esa no era la definición más certera, eso era un dialogo, donde él hablaba con pausas precisas y cadencia, como si hubiera nacido para encantar serpientes y ella se comunicaba con su gestualidad animal, con carcajadas viscerales y, claramente hipnotizada, miraba sus ojos mosaico de colores antagónicos y sentía una paz ajena, que la penetraba despacio, como el aroma del pasto recién cortado.
Le habló entre muchas otras cosas de la forma de vida contemporánea, sin ningún resentimiento, pero con conciencia plena, en ese mismo momento ella lo sintió, nadie había verbalizado de forma tan simple esa inmensa apnea que la asaltaba en las noches, entonces ella le agradeció aliviada y por algunos minutos dejó de sentirse pérdida.

2 comentarios:

Mujer Doméstica dijo...

es bacan cuando te dejan con la boca abierta jajajaja
ya, hasta ahí no más te lo dejo jajaja

yap, goza la vida mejorrrr!!!
por eso nos vamos a la playa mañana!!!
jaja ya shaela!

DupiN dijo...

Interesante, como para vivirlo alguna vez.


Hasta pronto